HABLEMOS DE MARTE, SI OS PARECE

(28 de agosto de 2003, la más favorable oposición de Marte Jamás vista)

José Costal Gual

En mi artículo “El Marte que viene”, relativo a la presentación del año 2001, publicado en la revista de la Asociación Astronómica de España en su número 89, se trataba de la posibilidad, tras largos años de presentaciones lejanas con poca esperanza para la caza de detalles, de disfrutar de la belleza física y sentimental que dicho hermano de nuestro mundo, viene incentivando entre los aficionados, desde los primeros tiempos en que los telescopios fueron capaces de mostrar imágenes atrayentes de Marte.

En dicha redacción, no sólo intentaba ilusionar a nuestros colegas tenedores de telescopios de alguna potencia, sino que trataba de lo fácil que era tener una idea muy clara sobre el comportamiento de nuestro instrumento, conocido su diámetro óptico, su focal, municionamiento del necesario utillaje, lugar de observación, calidad del cielo y posibilidades del mismo.

En aquella ocasión, ya pudimos celebrar una buena aproximación de Marte con 20,8” de arco, la segunda en interés y previa a la máxima posible que vamos a tener en 2003, de la que también hubo comentario y de la que ya se está comentando en la revista de la Asociación, como en infinidad de otras asociaciones, estamentos culturales pro astronómicos de todo el mundo y tendrán buen papel los grandes observatorios, la NASA con el Hubble, Internet; el abasto de todos, prensa, radio, televisión, etc, etc.

Aunque gracias a la astronáutica , ya sabemos tanto de la aerografía marciana, con sus montes, valles, grandes brechas, volcanes, cráteres de impacto, sus desiertos y su atmósfera, que con sus 6 ó 7 milibares (140 veces más liviana que la nuestra, ambas al nivel del suelo) aún es capaz de generar grandes vendavales, levantando enormes polvaredas borrando, en parte o totalmente, la visión desde la Tierra, de las conocidas marcas, que tanto significan en nuestras observaciones y que en el pasado encuentro con Marte, ello duró varios meses.

Marte visto por el Telescopio Espoacial Hubble

Por causa de dicho fenómeno, poco pudimos publicar (véase la revista nº 91 de la Asociación), puesto, que al poco de su mínima distancia, la polvareda cubrió todo el planeta e ignorando lo que allí sucedía.

Ahora, durante este nuevo y extraordinario acercamiento, con 25,1” (la mitad del diámetro aparente del globo joviano en su oposición), quizás podamos ver, examinando los mapas que tenemos, el impacto producido por la mencionada tempestad de polvo, a las conocidas marcas o detalles marcianos.

Desde luego, ya podemos afirmar que los vetustos y endurecidos objetos de la corteza marciana incólume a través de los siglos, al azote de estos vendavales, poco o nada habrá variado y las blancas regiones polares, seguirán en sus idas y venidas.

De momento, en abril y mayo, con sus 9 ó 10” de arco de diámetro del planeta, ya las hemos visto, y algunas marcas también, a pesar de las malas imágenes habituales, en lo que va de año, en gran parte de nuestro país. ¿Podemos observar cómo se ha comportado el grandioso fenómeno aéreo marciano de 2001? Habrá que intentarlo cuando tengamos el planeta al alcance de nuestros medios en los próximos meses, si la benignidad de la imagen y la “Ley de Murphi” lo permiten...

¿De qué óptica disponemos?

Toda vez que no tenemos medios para trasladarnos a Marte, la única solución que nos queda es acudir a la óptica para otear el planeta y son 4 los elementos esenciales de que disponemos según el siguiente orden:

1º.– El ojo con su retina y la “fovea-centralis” como zona de visión más clara, a través de la córnea, el cristalino, etc, entre los miembros, concretan en el celebro la maravilla de la visión. Se trata de un aumento, pero es trascendental.

El ojo humano

2º.– la lente objetivo o el espejo parabólico en nuestros refractores o telescopios, los cuales constituyen el poder del instrumento del cual nos servimos, siendo indispensable su buena calidad.

3º.– El espejo secundario o plano diagonal, en el telescopio Newton, físicamente plano y a la medida correspondiente, a fin de no alterar la imagen primaria que rebota en el mismo camino del portaocular donde se forma el plano focal.

4º.– Se trata de los oculares, lente de Barlow, correctores de campo, filtros y demás componentes que pueden mejorar los resultados.

Digamos que las leyes de la óptica son rigurosas y no las podemos cambiar a nuestro antojo. Pensemos en un mínimo de poder separador, conveniente para las observaciones que pretendemos: no estaría mal algo menos de un segundo de arco.

La Luna, nuestra fiel compañera astral, a simple vista, aparece alrededor de 1.800 segundos de arco o medio grado de diámetro aparente. Nos parece bastante grande, y divisamos en su superficie una serie de marcas formando diversas figuras, según observadores, aunque su fisonomía entre tristona y romántica es la más popular.

Pues bien, Marte en sus mejores momentos, se presentará bajo un ángulo (tamaño aparente) de 25,1” de arco, o sea 71,7 veces más pequeño y para colmo, la Luna con su medio grado de diámetro aparente, la podemos tapar con la uña del dedo meñique extendiendo todo lo que podamos nuestro brazo.

El plano focal de nuestro telescopio genera una amplificación de las imágenes, captadas las veces que la focal del objetivo supera los 20 cm aproximadamente y por tanto también tendremos que tener en cuenta, este importante dato, conveniente, y al mismo tiempo cómoda longitud focal y aceptable curvatura del campo, lo más recta posible.

Cuanto más corta es la distancia focal de un paraboloide, más estrecho es el plano recto y más se va curvando, a partir de ello, la llamada coma. Naturalmente, cuando se trata de fuertes ampliaciones, lo que coge el ocular (procuremos que éste sea bueno), queda dentro de dicho espacio recto, si las focales no bajan de 5 veces el diámetro del objetivo.

En lo referente al diámetro a escoger, digamos que está bastante operativo uno de 20 cm y a foco= 6, por tanto, con 6 veces 20 cm y éste será en aumento primario en el campo o plano focal.

Nos interesa saber qué diámetro tendría nuestro Marte sobre el cielo y a través del ocular, según la ampliación de éste. Pongamos un ocular de 4 mm de foco, que en las condiciones programadas, nos dará una ampliación de 300 veces y evitando matemáticas superiores, echando mano de datos conocidos referente a la Luna, que en el caso planteado, tendremos un disco marciano a la vista de 7.500 segundos de arco, en comparación a los 1.800 de la Luna a simple vista, cuyo resultado es: 7.500:1.800= 4,16 veces a favor de Marte.

Estoy seguro que al observador no le parecerá tanto, pero lo podrá comprobar por comparación y verá cómo nuestra fisiología nos confunde.

Trasladando este sencillo cálculo a cualquier distancia focal, será fácil calcular el aumento del ocular empleado en el mismo, y también las veces que dicho objeto, será, llegado el caso, superior al diámetro aparente de la Luna.

Será también interesante saber los milímetros que nuestro Marte ocupa en nuestro plano focal; con sus 25,1” mencionados y para nuestro 20 cm de diámetro a foco 6, echando mano también nuevamente de la Luna, que ocupa 11 mm como se dijo en mi anterior artículo al principio mencionado. Si los 1.800” de la Luna a simple vista, se reducen a 11 mm, en el supuesto plano focal, los 25,1” de Marte en su máximo acercamiento, ocuparían un espacio de 0,15 mm aproximadamente, o sea, menos de 2 décimas de mm, lo que nos dice con qué nos las veremos a la hora de calibrar la calidad de nuestra óptica.

Por fin tenemos abierto el camino para poner en batería nuestro telescopio. Vamos a por Marte y no podemos peder tiempo porque se nos está echando encima. Pensemos en un telescopio Newton, montado en algo que funcione (como una montura ecuatorial o Dobson) y hemos de escoger la óptica del mismo. Ya vimos que nos inclinábamos por una abertura de 20 cm, operativa, fácil de encontrar y económica, así como lo que puede hacerse con ella.

   

Dibujos de Marte realizados por José Costas durante la oposición de 2003. Ver ampliación y detalles en: oposición Marte 2003

 

Dibujos de Marte realizados por José Costas durante la oposición de 2003. Ver ampliación y detalles en: oposición Marte 2003

Sin embargo, es muy bueno considerar otras opciones. Teniendo presente, que para conocer el poder separador de las aberturas que tenemos a mano, nos basta con alguna aproximación, dividir el nº 12 por la abertura. Así, el abundante refractor de 10 cm de diámetro, puede separar 1,2”; el 15 cm separa 0,8”, todos sean refractores o espejos, el 20 cm separa 0,6”; el 25 cm 0,48” y el 30 cm 0,4”

Puede que nos atraiga el mayor o el 25 cm cuando menos, ya que sería posible resolver detalles más finos. ¡Ah!, pero aquí entra en acción un molesto y gran enemigo de nuestra pretensión: la turbulencia, casi siempre presente, como la Ley de Murphi. No olvidemos la introducción a la potencia, que significa el 20 cm de diámetro y las oportunidades de disfrutar de imágenes tolerantes, son mejores que las que podremos obtener con espejos u objetivos más grandes, si para ello no disponemos de la llamada “óptica adaptativa”, sólo al alcance de los poderosos. Es muy eficiente un 20 cm con montura sencilla como la Dobson, que nos ahorrará problemas y gastos para llevarla por lugares propicios, a bordo de nuestro utilitario.

Volviendo al tema de la turbulencia, ya que habremos de emparentar con ella, como la colimación, los nublados de última hora y otras pestes. Según leí en alguna ocasión, suele generarse a una altitud de 3 km y nada podemos los pobretones contra ella. Otras más próximas quizás podamos esquivarlas termalizando las piezas ópticas, cuya temperatura debe igualarse a la del ambiente, aunque sea recurriendo a un extractor que obligue a circular el aire por el tubo de arriba a bajo.

Un aposento caldeado, tejados calentados por el Sol, o chimeneas o fuentes de calor cercanas, también perjudican las imágenes. Mejor un prado de hierba fresca. Disminuyendo la ampliación con la que observamos los objetos, pueden obtenerse imágenes más benignas, pero ello, no es, ni de lejos, la solución: ¡Se trata de este excepcional Marte!, y probaremos a verlo lo mejor y mayor posible. ¡A por ello!

 

Asociación Astronómica de España