Mientras esperamos a ver la próxima supernova que estallará en nuestra Galaxia La Vía Láctea, miles de telescopios en todo el mundo escrudiñan otras galaxias distantes en busca de estas colosales explosiones, sobre todo las supernovas del tipo II, que son las más espectaculares debido a que antes de la gran explosión, eran estrellas muy masivas, en ocasiones más de 50 veces la masa del Sol, lo que las hacen lucir como verdaderos faros cósmicos a distancias extremas en el Universo, de hecho como sabemos que casi todas ellas son semejantes, podemos calcular la distancia a la que se encuentra la galaxia que la alberga.
Si conocemos que una bombilla de 100 vatios está a 100 m de distancia y ahora la vemos 4 veces menos luminosa, significa que ésta está ahora al doble de la distancia. La luz se atenúa con el cuadrado de la distancia.
El 25 de julio se detectó una nueva supernovaen una preciosa galaxia espiral de dos brazos, típica de este tipo de galaxias. La cuestión, es que esta galaxia situada a 30 millones de años luz o que es lo mismo: 30 millones x 9,6 billones de km, denominada M 74, ha sido objeto de una de las mayores explosiones que podemos contemplar en el Universo, la de una supernova Tipo II, una gigantesca estrella que ha agorado todo el combustible que la mantenía estable.
Mientras mayores son las estrellas y más masa contengan, su destino final llegará pronto y se dejarán notar con su muerte explosiva en casi todo el Universo.
De hecho, este tipo de supernova, tienen un proceso para llegar a tal hecatombe bien conocida y fácil de entender. La estrella, casi toda ella formada por hidrógeno y a una temperatura de unos 70 millones de grados agota este combustible en unos 10 millones de años, que en tiempo astronómico es poca cosa. La estrella comienza a hundirse y a calentarse hasta los 200 millones de grados creando helio. Se hincha, pero el proceso sólo dura 1 millón de años. Tras ello, la estrella comienza nuevamente a hundirse, pero vuelve a aumentar la temperatura en el núcleo hasta los 800 millones de grados y crea carbono, con suficiente energía para hinchar otra vez a la estrella.
Este proceso sólo dura 1.000 años, transcurrido este tiempo el carbono deja de actuar, la estrella se contrae alcanzado la temperatura de 1.600 millones de grados, con esta temperatura se crea neón que libera energía como en los casos anteriores y vuelve a hinchar a la estrella, pero por poco tiempo, sólo 3 años.
A partir de aquí, las transformaciones se suceden a gran velocidad. Tras haberse agotado el neón, la estrella nuevamente se hunde, aumenta la temperatura hasta los 1.800 millones de grados para crear oxígeno, que dilatará a la estrella por sólo 4 meses. Tras este tiempo increíblemente corto y tras haberse hinchado la estrella durante este período, la gigante luminaria vuelve a caer, alcanzando los 2.500 millones de grados y produciendo silicio durante 1 semana.
El proceso ya es inevitable, no hay vuelta atrás. Tras quemar el silicio y expandirse la estrella, ésta cae para producir hierro en el núcleo. Ya no se producirán nuevos elementos. El hierro absorbe una gran cantidad de energía, pero no se convierte en otros elementos. Las reacciones que se producen en el núcleo, son de tal calibre que en sólo 10 segundos libera una ingente cantidad de energía en forma de neutrinos, rayos gamma, etc, que hacen que todas las capas exteriores de la estrella excepto el núcleo, salgan lanzadas al espacio a velocidades inimaginables. El resto de los elementos químicos, se formarán en esta liberación de energía. La mayor parte de los elementos químicos que conocemos se forman en las explosiones supernovas.
Lo que quedará de la estrella, será una estrella de neutrones o un cuásar, estrellas de unos 10 km de diámetro, hiperdensas o un agujero negro.
La supernova de la galaxia M 74, ha seguido todo este proceso para ofrecernos una magnífica visión de tal colosal explosión. De hecho, ahora brilla tanto como toda la galaxia que la alberga, una galaxia de dimensiones muy parecidas a la nuestra, M 74 tiene 92.000 años luz de diámetro, así como del número de estrellas, que puede situarse en 90.000 millones, la nuestra tiene 100.000 millones. La supernova se puede observar con telescopios de mediana abertura ya que en estos últimos días su luz ha seguido aumentando.
M 74 es la principal galaxia de un grupo de aproximadamente 20 galaxias menores, algo parecido a nuestro Grupo Local de galaxias, dominado por la galaxia M 31 seguida de la Vía Láctea con unos 40 componentes más. El Universo se distribuye en galaxias, cúmulos de galaxias, supercúmulos e hipercúmulos de galaxias, conteniendo estos últimos miles de miembros.
Asociación Astronómica de España